viernes, 23 de agosto de 2013

CIRO REY DE PERSIA

CIRO EL GRANDE.

Fundador del Imperio persa y conquistador de Babilonia. Ha pasado a la historia como “Ciro el Grande”, distinguiéndose así de su abuelo Ciro I.
La profecía del Señor comienza en Isaías 44:28: “Yo soy el que dice de Ciro: “Es mi pastor y cumplirá todo lo que yo quiero, al decir a Jerusalén: ‘Serás edificada’, y al Templo: ‘Serán puestos tus cimientos”.
Por lo tanto, Ciro fue criado como pastor, haciendo que se cumpliese la palabra de Dios a Isaías.
A pesar de esta interpretación pagana de los acontecimientos, la Biblia muestra que cuando Ciro proclamó el decreto que autorizaba a los judíos exiliados a volver a Jerusalén y reconstruir el templo, reconoció: “Todos los reinos de la tierra me los ha dado Jehová el Dios de los cielos, y él mismo me ha comisionado para que le edifique una casa en Jerusalén, que está en Judá”. (Esd 1:1, 2.) Por supuesto, esto no significa que Ciro llegó a ser un converso judío, sino simplemente que conocía los hechos bíblicos con respecto a su victoria. En vista de la elevada posición administrativa en la que se colocó a Daniel, tanto antes como después de la caída de Babilonia. sería muy raro que Ciro no estuviera informado de las profecías que habían registrado y pronunciado los profetas de Jehová, entre las que se contaba la de Isaías que mencionaba su nombre. En lo que respecta al Cilindro de Ciro, se reconoce que otras personas además del rey pudieron haber participado en la preparación de este documento cuneiforme. El libro Arqueología bíblica de G. Ernest Wright, escrito en el año de 1975, habla del “rey o la oficina que redactó la proclama” mientras que el Dr. Emil G. llama al Cilindro de Ciro “un documento propagandístico elaborado por los sacerdotes babilonios”. En efecto, puede que se haya redactado bajo la influencia del clero babilonio que así trataría de explicar el fracaso total de Marduk (también conocido como Bel) y los demás dioses babilonios en salvar la ciudad, llegando incluso al extremo de atribuir a Marduk las cosas que había hecho Jehová. 

Al decretar el fin del exilio judío, Ciro cumplió su comisión como ‘pastor ungido’ de Jehová para Israel..) La proclamación se hizo “en el primer año de Ciro el rey de Persia”, lo que quiere decir en su primer año como gobernante de la recién conquistada Babilonia. El registro bíblico de Daniel 9:1 se refiere al “primer año de Darío”, que pudo transcurrir entre la caída de Babilonia y “el primer año de Ciro” sobre esta ciudad. En tal caso, el escritor posiblemente consideró que el primer año de Ciro empezó en la última parte del año 538 a. E.C. No obstante, aun pensando que Darío fuese un virrey sobre Babilonia que hubiera gobernado a la vez que Ciro, la costumbre babilonia hubiera sido considerar el primer año reinante de Ciro desde Nisán de 538 hasta Nisán de 537 a. E.C.

Según el registro bíblico, el decreto de Ciro de libertar a los judíos para regresar a Jerusalén probablemente se promulgó a finales de 538 o a principios de 537 a. E.C. Esto permitiría suficiente tiempo para que los exiliados judíos preparasen su salida de Babilonia, emprendieran el largo y difícil viaje a Judá y Jerusalén (un viaje que pudo durar unos cuatro meses, según Esd 7:9) 

Se cree que Ciro murió en una batalla en 530 a. E.C., aunque los detalles al respecto son algo oscuros. Antes de su muerte, su hijo Cambises II llegó a ser corregente con él, y le sucedió en el trono persa como único gobernante cuando Ciro murió.

Las profecías sobre la súbita caída de Babilonia la Grande registradas en el libro de Revelación recuerdan la descripción de la conquista de Ciro de la ciudad literal de Babilonia. Sin embargo, el rey que comanda las poderosas fuerzas militares a las que se hace referencia inmediatamente después del relato de la caída de la Babilonia simbólica no es ningún rey terrestre, sino la celestial “Palabra de Dios”, el verdadero Pastor ungido de Jehová: Jesucristo.





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